lunes, 15 de febrero de 2010

“La emigración exige un esfuerzo cultural, económico y emocional muy grande”

Latino América Exterior, Agosto de 2009

¿Qué es la psicoterapia transcultural

que da nombre a la Asociación?

Es un método y un modelo de trabajo

que considera la cultura como

un factor fundamental en el surg imiento

de los problemas de las personas

en general y de los inmigrantes

en particular. Postula la posibilidad

de resolución de esos problemas

a través de métodos que contemplan

los aspectos culturales y transculturales.

Es decir que desde la psicoterapia

transcultural se aborda la

cultura propia y el choque que se

produce cuando esa cultura entra en

contacto con otra. Pero la cultura

abarca cuestiones de clase, género,

religión, idioma, ideologías, sexualidad,

etc. La cultura inunda toda la

creación que genera el ser humano.


¿Cuál es la importancia de la convivencia

en el método que utilizan?

La nuestra es una modalidad de

trabajo nueva, pero también muy diferente

a la de los primeros psiquiatras

transculturales, que sí analizaban

los problemas desde lo específico

de cada cultura pero no los vinculaban

con la convivencia. Hay transculturalidad

cuando una persona

llega a una cultura nueva; el inmigrante

trata a diario de incorporar

pautas culturales del nuevo contexto

y, al mismo tiempo, modifica algunas

de las que traía. Desde nuestro

punto de vista, la intención no es

dejar de lado todo lo propio, pero sí

es preciso asimilar más lo local. Si

prevalece lo propio y se desdeña la

cultura de acogida, se produce automarginación

y autosegregación.


¿Cuáles son los problemas psicológicos

más comunes entre los inmigrantes?

¿Qué consecuencias pueden darse

si no se logra una integración sana?

Toda experiencia migratorio conlleva

tres procesos inherentes, que

pueden traer problemas según cómo

se los supere. El primero es el estrés

de aculturación, producido por el

contacto y la incorporación a la nueva

cultura. Hay quienes dicen: ‘yo

no quiero comer estas comidas’, ‘no

quiero hablar así’... Por este proceso

pasan todos, aunque con resultados

distintos. Por ejemplo, en una misma

familia, los chavales pueden asimilar

más rápido los cambios y los

padres pueden sufrir más estrés.

O t ro tema es el del duelo migratorio.

Hay descritos siete duelos de los

inmigrantes, el de la familia y los

amigos, el de la lengua, el de las costumbres,

el de la tierra, el de la profesión

y el duelo socioeconómico.

Según cómo se elaboren los duelos

se favorecerá o no la integración.

Cuando un duelo se transforma en

crónico puede devenir en depresión,

en suicidio o en enfermedades orgánicas.

La tercera cuestión es relativa

a la integración, e incluye varios factores,

ya que en ella re p e rcuten las

políticas de la sociedad de acogida y

la capacidad del inmigrante y las de

su entorno para asimilarse.


¿Qué problemáticas aparecen en los

procesos de reagrupación familiar?

Tras varios años de separación,

surgen problemas cuando el hijo viene

a conocer una madre que se fue

muy temprano y la madre se imagina

un hijo que no es el que recibe. La

adaptación en el proceso de reagrupación

genera fracaso escolar, tensión

en la relación y depresiones. A

veces, si la madre vino sola y tiene

una nueva pareja, los hijos la rechazan.

También se da el hacinamiento,

ya que muchos tienen que convivir

en unidades multifamiliares. En

las familias en general, aparecen

problemas con la sexualidad, ya que

la libertad sexual de los adolescentes

no es aceptada y se originan choques

importantes. También hay problemas

dados por la coyuntura, como

cuando la madre o ambos padres

trabajan muchas horas y prácticamente

no están con los hijos. Además,

vemos con frecuencia pro b l emas

de roles y de jerarquías. Hay un

gran choque, sobre todo cuando la

mujer quiere igualdad en este ámbito

cuando en sus países no la tenían.


¿Existen problemáticas comunes a

los inmigrantes latinoamericanos?

El 70 u 80% de las personas que

atendemos son latinoamericanos,

también subsaharianos, rumanos,

ucranianos o marroquíes, pero en

menor proporción. Encontramos en

común, por ejemplo, factores desencadenantes

de problemas de género.

Observamos que mujeres que huyen

de la violencia intrafamiliar, comunitaria

o doméstica de sus países

de origen aquí pueden genera parejas

con las mismas características. Algunas

de ellas vienen muy dañadas

por lo que han sufrido. Otro problema

frecuente es el de la identidad,

que aparece cuando no estaba muy

consolidada en el origen. Al emigrar,

estas personas empiezan a transformarse

y no saben cómo definirse.


¿De qué manera se puede acceder al

servicio de la Asociación?

Se pueden acercar a través de la

web (www. terapiasinfronteras. com)

o del teléfono (91 429 97 56) entre

las 17 y las 21. Tenemos dos programas.

El primero, subvencionado por

la Fundación Pfizer, gratuito y específico

para temas derivados de la reagrupación

familiar. Además, tenemos

un servicio individual o grupal

a inmigrantes no vinculados a la rea

g rupación, con descuentos importantes:

cuatro sesiones al mes por 60

e u ros. En tanto tengamos subvenciones

nuevas vamos a poder dar un

servicio gratuito a todos.


¿Qué pueden hacer quienes no viven

en Madrid? ¿Hay alguna clave para enfrentar

situaciones problemáticas?

Yo les sugeriría que se pongan en

contacto con nosotros; podemos

asesorarlos en cómo afrontar esas situaciones,

que son tan diversas que

es difícil dar una clave. Sí les diría

que los emigrantes está en un riesgo

mayor de sufrir problemas de salud

mental que la población local, por

todas las características del proceso

de la emigración; el esfuerzo cultural

-a parte del económico y emocional-

es muy grande. Pero también

hay problemas que se reactivan con

la migración y merecen un tratamiento

completo.

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