martes, 6 de julio de 2010

Cultura y Transculturalidad en Terapia de Pareja. Prof.Eduardo Brik


La idea de incorporar conceptos de cultura y Transculturalidad actualizados a los
nuevos tiempos, más que un capricho, es una necesidad ineludible para todo terapeuta
de pareja, con el objeto de poder abordar adecuadamente los complejos cambios
sucedidos en el ámbito de la pareja en los últimos 20 años.

La cultura, según Pierre Bordeu es la articulación de ideas y prácticas sociales que
permiten adaptarnos al medio haciendo posible la regulación de las conductas humanas.
La cultura es un conjunto de conductas adaptativas y formas de ver el mundo
compartidas, al ser miembros simultáneos de diversos contextos (nación, religión,
región, lengua, tradiciones, pertenecer a una cultura profesional urbana o rural, ser
miembro de una generación y otros).

Tanto las parejas como las familias actuales pertenecen o son miembros de diversos
contextos culturales al mismo tiempo, lo que significa no solamente estar adscrito a un
grupo o a un contexto físico, sino también tener un contexto cultural de actitudes que los
diferencian a unos de los otros en los ámbitos de la sexualidad, la alimentación, los
rituales, la concepción del género, la importancia que damos a nacimientos y muertes, la
idea que tenemos del consumo o la importancia que damos a los vínculos y la
perduración de ellos, entre otras cosas.

La necesidad de incorporar nuevas realidades culturales de las personas y de los
terapeutas también se debe tanto a la necesidad de adaptación a lo nuevo, como a la
nueva funcionalidad que ello permite para poder vivir mejor.

Las sociedades multiculturales en las cuales vivimos hoy en occidente plantean
interrogantes culturales y transculturales a los terapeutas sistémicos de pareja que les
exige conocer e intervenir desde una perspectiva ecosistémica y transcultural que
relacione e interactúe más allá de individuo, pareja y familia, sino también con el
entorno y la importancia que pueda tener la cultura para cada uno de ellos en sus
construcciones y en su vida cotidiana.

El fenómeno de la culturalidad y transculturalidad adquiere más notoriedad cuando
trabajamos con parejas transculturales o mixtas propiamente dichas, y parejas
inmigrantes.

La Transculturalidad o Interculturalidad para la práctica terapéutica se traduce en:

· Promover la tolerancia ante las diferencias.
· Ofrecer modelos reales de diálogo e intercambio intercultural.
· No imponer ningún tipo de cultura etnocéntrica.
· Asumir que cada cultura es única, tiene enlaces con las otras y es necesario
reconocer sus similitudes como sus diferencias.
· Admitir que las identidades culturales no son estáticas, se van modificando, y a
veces pueden ser contradictorias.
· Ayudar a que las parejas y familias puedan tener conciencia de que alguna de
sus construcciones culturales les producen situaciones dolorosas, no son
funcionales y, por lo tanto, no responden a una realidad adaptativa de
supervivencia. Como por ejemplo, admitir la diferencia de género o el maltrato,
no aceptar el divorcio, pensar que la pareja tiene que ser para toda la vida, o
pensar en un solo tipo de pareja o familia, etc.

La pareja Transcultural o mixta es aquella en la que existen diferencias culturales
significativas entre sus miembros (nación, religión, etnia, lengua, clase, generación,
política, etc.) y que precisamente por estas diferencias van a estar afectadas su
organización, su relación y su vida cotidiana.

Estas diferencias tendrán mayor peso cuando las identificaciones o pertenencias
culturales para uno o ambos miembros sean más relevantes.

Las parejas mixtas o transculturales son un desafío a las ideas conservadoras de la
endogamia nacional, étnica, religiosa y lingüística. Muchos esfuerzos tienen que hacer
para moverse en un mundo donde existe una erosión de los vínculos tradicionales y una
pérdida de influencia de las familias de origen y de la comunidad. Como en todas las
parejas actuales, pero mucho más, estas parejas constituyen la instancia central para
cada individuo.

El problema de la identidad en la pareja transcultural se ha convertido en un problema
básico: las preguntas quiénes somos, qué hacemos, hacia dónde vamos, si somos o
seremos reconocidos socialmente; forman parte de su quehacer cotidiano.
Estas parejas también se ajustan al resto de las parejas actuales en las cuales, sus
relaciones amorosas están separadas de la idea de matrimonio, la pareja no implica
necesariamente tener hijos, ni un solo modelo de convivencia, ni un solo lugar de
residencia, ni un trabajo en el mismo sitio de residencia.

La religión no juega un papel fundamental en sus valores y los roles domésticos son
intercambiables. Existe gran dosis de individualismo y competitividad profesional. La
mujer en estas parejas está incorporada a la vida laboral y quiere derechos igualitarios
en su relación con el hombre.

En las parejas transculturales donde uno de ellos es un inmigrante reciente, se deberá
contemplar los fenómenos inherentes a la migración: duelo cultural, disociación entre
culturas, adaptación a una identidad bicultural y necesidad de integración a la sociedad
de acogida, no sólo a la pareja. Todo esto influido por los factores económicos, sociales
o políticos que condicionan la migración en el país de acogida.

Las parejas transculturales no tienen un pasado en común y basan el diálogo en
experiencias culturales diferentes que no coinciden.

Los motivos de consulta más frecuentes en parejas transculturales o mixtas donde uno
es inmigrante y el otro no, o ambos son inmigrantes de diferentes culturas en un tercer
país; están vinculados a:

1. La formación de la pareja, donde la diferencia es un polo muy fuerte de
atracción, pero existe un gran miedo y temor a la aceptación social de la familia
de origen, los amigos o la comunidad a la que se pertenece. Otro problema de
consulta está relacionado con la falta de comprensión y conocimiento del local
frente a los problemas específicos de la migración que está atravesando su
pareja; duelo migratorio, estrés de aculturación, otros.
2. Problemas vinculados al género. Tienen que ver con el cambio de roles y
posibilidad laboral; por ejemplo: hombre trabajando en casa y mujer trabajando
fuera. También relacionados con la igualdad de la mujer en la pareja o con la no
aceptación por parte de un miembro de la pareja que tiene un trabajo regular, a
aceptar que su pareja tenga un trabajo como músico en el metro o vendedor de
bisutería por ejemplo. También problemas de tolerar que la pareja inmigrante no
tenga trabajo y el otro tenga que sustentarla.
3. Problemas vinculados a la legalidad. Parejas donde el status legar del
inmigrante no es regular o es un residente sin permiso de trabajo; en el primer
caso tiene que estar todo el tiempo en casa por temor a la depresión, en cuyo
caso quiere casarse para obtener la ciudadanía.
4. Problemas vinculados a la reagrupación del hijo del / la inmigrante. No
aceptación por la pareja local de la reagrupación por los conflictos que ella
encierra.
5. Excesiva dependencia emocional en parejas transculturales en que el otro
miembro tiene rasgos narcisistas y maltratantes. El porcentaje de consulta
por estos temas es bastante alto, especialmente en mujeres dependientes
emocionales que vienen de carencias o traumas de violencia doméstica o
familiar muy significativos.
6. Problemas vinculados a la dependencia emocional y cultural del otro con
mimetización en la cultura del otro, abandonando las pertenencias
culturales de origen casi totalmente.
7. Discusiones frecuentes donde se comienzan a tocar los mitos intocables de la
cultura del otro, lo que puede conducir a la disolución de la pareja.
Las parejas inmigrantes son parejas que se encuentran en una situación
transcultural dado que viven en un país diferente al suyo. Sus problemáticas van a
ser también diferentes a las parejas que viven en la sociedad de acogida y los
problemas o conflictos que van a presentar como motivo de consulta son diversos y
dependen de varios factores a tener en cuenta:

· Si la pareja estaba conformada antes, durante o después de la migración.
· Si la decisión de emigrar y el proyecto migratorio fue algo compartido y no
una decisión impuesta, brusca e impulsiva.
· Si la pareja piensa en la migración como algo temporal o a largo plazo o
definitivo.
· Si la pareja ha estado separada por largos periodos de tiempo con un proceso
posterior de reagrupación familiar.
· Si existe afinidad cultural sea religiosa, lingüística o étnica con el país de
acogida.
· Si existe una red comunitaria del país de origen.
· Si transcurre un tiempo considerable hasta conseguir una estabilidad laboral.
· Si existen diferencias entre ambos de cómo atraviesan el estrés de
aculturación o el duelo migratorio.
· Si uno o ambos tienen capacidad de adaptación al país de acogida.
· Si son inmigrantes o refugiados.
· Si tienen hijos o no y cómo es su adaptación escolar.
· Si son inmigrantes de primera generación o descendientes de inmigrantes (de
segunda generación).
· Si han tenido tratamientos en Salud Mental en sus países de origen.

Gran parte de los problemas o sintomatología como motivo de consulta en parejas o
familias inmigrantes van a estar vinculados a los temas anteriormente señalados.
La evaluación clínica cultural en parejas mixtas o transculturales y en parejas
inmigrantes deberá tener en cuenta los siguientes aspectos:

· Identificación, significación y pertenencia de cada miembro con su cultura de
origen.
· Valoración de la existencia de un nosotros geográfico común
· valoración de los factores de vulnerabilidad: escaso apoyo familiar y de redes
social y comunitaria, conflictividad no resuelta con la familia de origen, poca o
nula adaptación a los cambios tanto del rol de género como de la concepción de
género en la sociedad actual, situación de paro o ilegalidad y prejuicios de y
hacia la sociedad de acogida a determinados colectivos de inmigrantes.
· Valoración de los factores de protección. Respeto y tolerancia de las prácticas
culturales o estilos de vida del otro, evitar hacer juicios sobre la cultura del otro,
receptividad para interiorizar pautas culturales del otro (gastronomía, música,
expresiones, algunos conocimientos del idioma, etc.). También conocimiento del
país y familia del otro, y acuerdos dialogados sobre roles, reglas de convivencia
y educación de los hijos. Pueden hablar naturalmente de las diferencias sin
mayor conflicto.
· Exploración del ciclo individual y de la pareja desde una perspectiva
sociocultural.
· Diferenciación de problemas específicos de la relación de la pareja de problemas
vinculados a las diferencias culturales.
· Visualización de estereotipos negativos y positivos acerca de la pareja en la
propia cultura y en la del otro.
· Detección de problemas de comunicación intercultural como interpretación
cultural desde un solo punto de vista.
· Exploración de problemáticas culturales conflictivas (bautizar a un niño, decidir
quedarse o volver, uno quiere integrarse y el otro no, rechazo a pautas culturales
del otro, etc.)

Los enfoques sistémico constructivistas y transculturales son modelos psicoterapéuticos
que permiten tener una visión ecosistémica e integral de los fenómenos vinculados a la
migración y de los inmigrantes que viven una situación transcultural.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Juventud e Inmigración

Alicia San Martín
Psicóloga. Intervención con personas inmigrantes. ARGENTINA, ESPAÑA

La migración, la decisión de vivir en un país diferente al de origen, modifica el medio social, el medio familiar y al propio sujeto. El inmigrante tiene la necesidad de construir una nueva cotidianeidad en un entorno que le es desconocido, lo que inevitablemente convoca a trabajar a su estructura subjetiva.

En el país de origen el sujeto conforma su subjetividad en una relación dialéctica con un Otro, en sentido amplio (padres, sociedad, etc.) que conforman la realidad en la que se desarrolla el sujeto y que le devuelve una imagen en la que se reconoce.

En el país de acogida se encuentra con la necesidad de reconstruir este Otro, interlocutor de su discurso.

La separación de su entorno y de sus vínculos afectivos somete al sujeto a un proceso de duelo como mecanismo para afrontar las pérdidas sufridas.

El inmigrante vive un duelo por los afectos que ha dejado atrás y también por
su status social y familiar.

Se trata de un duelo que no tiene una elaboración definitiva sino que se reactiva en distintas situaciones evolutivas o circunstancias de la vida. Por sus propias características es un duelo recurrente que se repite cíclicamente.

Los inmigrantes al llegar, en el desconocimiento de la nueva sociedad, constituyen un sujeto para “nadie”, lo que inevitablemente conmueve su estructura psíquica, al interpelar sus ideales y someter al yo a las exigencias de la realidad.

A su vez, sus ideales se ven requeridos tanto por la posible confrontación con los valores sociales de la nueva cultura como por la conmoción más intima de no tener un Otro que lo reconozca.

Lo antedicho no significa pensar la inmigración como un desencadenante de patologías sino que intenta explicar que el proceso migratorio conlleva inevitablemente para el sujeto una crisis a tramitar.

El proceso migratorio implica el desafío de la integración: construir una nueva red social: encontrar trabajo, hacer nuevos amigos, conocer una cultura nueva, son situaciones en las que pueden surgir sentimientos de temor a lo desconocido y también de resistencia a perder la propia identidad cultural.

La integración es un proceso, dinámico y cambiante a lo largo del tiempo.

Aspectos que favorecen una mejor acomodación psicosocial son: la documentación, las redes sociales, la inserción laboral.

La diferencia cultural entre la sociedad de origen y la sociedad de acogida es una variable primordial que influye en las dificultades de integración.

El proceso del pasaje de un país a otro y de una forma cultural a otra diferente implica un gran esfuerzo psicológico y somete a tensión no solo a los individuos particulares sino también a los sistemas conyugales y familiares dentro de los cuales los diferentes roles se ven sometidos a cambios, muchas veces drásticos.

Los niños o adolescentes que emigran con sus familiares o la llamada segunda generación, tienen en común que no son ellos quienes han tomado la decisión de emigrar. No son responsables del acto de emigrar pero están sometidos a sus cambios y consecuencias.

Los padres suelen ser cuestionados en su decisión, lo que suele desencadenar diferentes conflictos.

Las dificultades entre las distintas generaciones de la familia se agudizan en los casos en que los hijos han estado separados de sus padres por las reagrupaciones tardías.

En los procesos migratorios actuales, son generalmente las parejas o mujeres cabeza de familia quienes llegan primero a España, dejando a sus hijos en su país al cuidado de otras personas. Pasa mucho tiempo, incluso años hasta que se reencuentran nuevamente. Estos niños han sufrido la separación de sus padres, y han debido acomodarse a otros referentes adultos que se han constituido en su hogar en el país de origen.

Al momento de la reagrupación familiar se enfrentan a una nueva separación, de su entorno y de los que han sustituido en ese tiempo a las figuras parentales; deben adaptarse a la nueva sociedad y también volver a convivir con sus padres quienes en ocasiones llegan a resultarles casi desconocidos.

Habitualmente, los padres viven con mucha culpabilidad y contradicción este proceso. Han decidido emigrar para brindar un futuro mejor a sus hijos pero se encuentran en la encrucijada de no poder tenerlos consigo en los tiempos planificados, sintiendo que los han abandonado.

Ante estas separaciones o pérdidas afectivas surge normalmente un proceso de duelo, por lo que estos niños están sometidos a tramitar un primer duelo, por la separación de sus progenitores y, al menos otro, por la separación de sus cuidadores y de su entorno social.

En los casos de hijos adolescentes se suma a la problemática de la reagrupación familiar los conflictos específicos de esta edad. Sobre la base del desencuentro por el tiempo vivido separados, se montan los enfrentamientos intergeneracionales.

En esta etapa evolutiva el adolescente confronta sus ideales con los de los adultos, se rebela a las figuras parentales en un intento de diferenciación y reafirmación. Es una confrontación necesaria de pasaje a la vida adulta, que posibilita la salida exogámica. Es de esperar en el desarrollo evolutivo normal que los adolescentes se apoyen en grupos exogámicos con los que se identifican, tanto en rasgos observables como su modo de vestir, de hablar, etc. como también en su
identidad sexual y en sus valores sociales y morales, para afrontar la pérdida
de los afectos e identidad infantil.

En condiciones óptimas la figura de los padres actúa dando contención en este proceso de salida exogámica y de nuevas identificaciones.

En los casos de reagrupación familiar, padres e hijos deben afrontar este proceso de “individuación” del hijo adolescente al mismo tiempo que están en proceso de “re-conocerse”.

Para estos adolescentes, sus padres, con quienes conviven actualmente han estado ausentes y en ocasiones no funcionan como sus referentes adultos; el entorno les es extraño y los señala a ellos mismos como extraños, ofreciéndoles una imagen estigmatizada del “inmigrante”; por lo que muchas veces, en esta búsqueda de grupos con los que identificarse quedan expuesto a conductas de riesgo o a refugiarse en pandillas o en la calle. A su vez, el imaginario social relativo a la inmigración imperante en la sociedad de acogida y la institución escolar actuarán como factores de protección o de vulnerabilidad a la marginalización social y a un desarrollo más conflictivo de esta etapa evolutiva.

En nuestra práctica, estos casos nos presentan una doble dificultad, los conflictos característicos de la adolescencia y la problemática inherente al proceso migratorio; crisis, ambas, a tramitar por el sujeto.

lunes, 15 de febrero de 2010

La formación de profesionales en temas transculturales

Dra. Eglée Iciarte Lavieri
Médico Psiquiatra

Resumén;

Los movimientos migratorios han estado presente desde tiempos remotos de la historia de la humanidad. En España dicho fenómeno es relativamente reciente. Su magnitud le hace adquirir una relevancia, que incumbe a los ámbitos socio-económicos y políticos.

La peculiaridad de la experiencia migratoria, induce al individuo y a la sociedad de acogida, al desarrollo de competencias biculturales adaptativas y aprendizajes sociales, dirigidas a lograr la integración del inmigrante, sobre una base de igualdad. El choque cultural y otras variables que pudieran entorpecer dicho proceso, redundarán negativamente en su salud física y mental.

Formando parte de las estrategias conducentes a facilitar su integración y la de su familia, la formación en temas transculturales, de los profesionales que los asisten, constituye una herramienta fundamental para su logro y bienestar. La conscientización y sensibilización, tanto del inmigrante como de los profesionales de la salud y de otras disciplinas, atenuará el impacto
psicosocial y su trascendencia.

Palabras claves: Transculturalidad Integración Impacto Psico-social, Competencia bicultural, Formación.

La perspectiva transcultural en la formación de la psicoterapia

Alberto Fernández Liria
Psiquiatra
Coordinador de Salud Mental del Área 3 de Madrid
Director del Master en Psicoterapia de la Universidad de Alcalá


Vivimos cada vez más en una sociedad multicultural y las diferencias culturales forman, como el género, necesariamente parte del material de trabajo en psicoterapia. Se puede ignorar cómo este factor determina lo que hacemos, pero no evitar trabajar con él. Los emigrantes hoy (en su mayor parte aún de primera generación) y las minorías étnicas de mañana constituyen una parte importante de la demanda en el sistema público de atención a la salud mental.

El desafío, por tanto, no es formar psicoterapeutas especialistas en lo trascultural, sino introducir la óptica de lo transcultural en la formación general de psicoterapeutas. Lo que se expondrá es cómo esta perspectiva se introduce en un programa concreto de formación de psicoterapeutas desde una perspectiva integradora desarrollado desde la Universidad de Alcalá.

Para ello se delinearán los planteamientos generales de la visión de la psicoterapia desde la que se organiza el programa:


1) La psicoterapia concebida como una actividad narrativa consistente en un trabajo que se lleva
a cabo a través de una conversación, que da acceso a una experiencia, que permite transformar la narrativa inicial del paciente por otra, que hace el problema innecesario,

2) La posibilidad de integrar aportaciones provenientes de distintas escuelas,

3) la consideración de la psicoterapia como un proceso que se desarrolla en una serie de fases (indicación, iniciales, intermedias y finales cada una de las cuales presenta unos problemas característicos y

4) la idea de que lo que tiene que aprender quien afronta la formación como sicoterapeuta es a) un repertorio de recursos conversacionales, b) Criterios
para seleccionar el recurso adecuado en cada momento del proceso, para la pareja que forma con su(s) paciente(s), dependiendo del repertorio de habilidades de que dispone el terapeuta, de las características del paciente y de las características de la relación y d) a identificar y manejar la interferencia de su propia biografía, de sus propias emociones y de su propia persona en el proceso terapéutico.


El programa incluye cinco componentes:

1) Actividad clínica con responsabilidad progresiva,

2) Supervisión,

3) Ejercicios estructurados para el entrenamiento de habilidades (presenciales y de lápiz y papel),

4) Ejercicios estructurados de familiarización con los aspectos de la propia persona que pueden ponerse en juego en el proceso terapéutico y

5) Grupo de trabajo sobre dificultades en la adquisición del rol de terapeuta.

Introducir la óptica transcultural supone actuar sobre todo sobre los aspectos personales y, sobre todo, experiencialmente.

Se trata de hacer visible la cultura. Esto se trabaja en el entrenamiento de cada habilidad, en la supervisión y en el grupo de dificultades. La consideración específica de la cultura aparece en el trabajo sobre fases intermedias en lo referente al proceso de construcción de la pauta problema desde el sistema de creencias, donde se seminario sobre actuaciones en situaciones de catástrofe y violencia se orienta desde una perspectiva predominantemente cultural y sociocomunitaria. Sigue habiendo aspectos desatendidos como los problemas planteados con el trabajo con traductores.

La figura del terapeuta: la formación de los profesionales en Psicoterapia Transcultural.

Ricardo Caronni
Psychologue spécialiste en psychothérapie FSP
(Fédération Suisse des Psychologues)
PLURIELS, centre de consultations et d’études ethnopsychologiques
Genève, Suisse


Quizàs deberia decirles antes cómo estàn constituidas y distribuidas las consultas en
PLURIELS, centro de consultas y de estudios etnopsicológicos.

En 2004 recibimos personas de 60 nacionalidades diferentes pertenecientes a 6 regiones de
conflicto del mundo o salientes de conflictos. El 40% de los consultantes son hispanófonos
(que constituyen la « nueva » migración en Suiza). El 25% son emigrados forzados
(solicitantes de asilo con distinta « suerte ») y 75% emigrados voluntarios o de zonas no
declaradas conflictuales y/o de grave depresión económica. Totalizamos 295 tratamientos
con 310 personas entre familias, individuos y parejas con 1824 horas de consulta màs 99
horas honorarias de psiquiatras colaboradores y 813 horas de actividad psicosocial,
directamente vinculadas a la clínica. De estas actividades psicoterapéuticas, 176
tratamientos (el 60%) se desarrollaron en otro idioma que el francés y si bien los miembros
del equipo hablamos entre 2 y 3 idiomas otros que el francés, recurrimos a intérpretes en el
caso del àrabe, bosnio, serbocroata, iraní, lingala, tagalog, turco y otros idiomas.

Somos 6 psicólogos a tiempo parcial (entre 60 y 12 % de actividad) y todos tenemos otra
actividad laboral y dos psiquiatras ad honorem, que intervienen a nuestra demanda y que
tienen a su cargo muy pocos tratamientos en nuestros locales.

La mayoría de los consultantes tienen entre 20 y 40 años y aproximadamente hay dos
consultas de mujeres por cada una de hombres. Un 42% son trabajadores y un 22%
estudiantes. El resto se distribuye entre personas en paro, en seguro de invalidez, refugiados
sin estatuto laboral, turistas, funcionarios o empleados de pasaje por Ginebra. En cuanto a
su estatuto legal : el 32% son « indocumentados », « sans papiers », es decir, clandestinos,
en su gran mayoría, mujeres. Es la nueva migración proveniente de América Latina.

Los motivos de consulta invocados por los pacientes en la primera consulta son, en orden
decreciente de frecuencia : problemas de pareja, problemas de integración/adaptación,
depresión, ansiedad y angustia (separación de la familia y de los hijos), problemas de
familia, pérdidas y duelos por fallecimientos, problemas psicosomàticos, PTSD
(desordenes postraumáticos), violencia física y psicológica sufridas, violencia y/o abuso
sexual, búsqueda de apoyo psicológico para resolución de situaciones vitales, dificultades
de estudio y escolares.

Todos los profesionales de PLURIELS tenemos una prolongada formación clínica de
diversas raíces teóricas (psicoanálisis, teoría de sistemas, gestalt y cognitivismo) y de
ejercicio profesional. Tres de nosotros somos reconocidos como « especialistas en
psicoterapia » por la Federación Suiza de Psicólogos, uno como especialista en urgencias y
emergencias psicológicas por la misma Federación y los dos restantes estàn en formación
avanzada.
En el tratamiento de las proteicas y múltiples problemáticas de la migración a cargo de
muchas instituciones y personas, hay una especie de contrapunto entre lo « social » y lo
« clínico » y muchas veces podemos observar actitudes de escepticismo de un lado hacia el
otro en cuanto al valor de los modelos y las modalidades y « dosis » de las intervenciones
de un lado y del otro.

En realidad son territorios de reflexión e intervención que constantemente se superponen y
extremadamente necesarios y complementarios el uno y el otro.
« Sabemos que se debe » favorecer la asociatividad y el gregarismo y evitar el aislamiento y
la soledad (Sluzki y los circulos relacionales, Berry, otros).

Desde la clínica coincidimos con Derek Summerfield, psiquiatra inglés contemporáneo
especializado en pacientes migrantes en su país, en que « la migración en si no es una
patología » ( !) pero entendemos que en cualquier transcurso migratorio el grupo o el
individuo aumentan su exigencia de esfuerzo psíquico (y aun físico) y por ende de
fragilización simplemente en una manera diferente a otras exigencias de la vida a las que
podrían exponerse igualmente en una situación de sedentarismo.

Aun con amplio apoyo social y reconocimiento de estatuto legal (es decir, CON papeles, en
sus tantas variantes...) el shock cultural produce sus efectos múltiples. SIN papeles los
efectos del shock son, sin duda, mucho màs intensos.

Mi colega, y a la vez uno de los fundadores de PLURIELS hace 10 años, Alfredo Camelo,
produjo un « diagrama de flujo » del proceso de inserción/adaptación/integración que
puedo transmitirles y que resulta bastante útil como referencia de qué momento del proceso
de migración estamos atravesando con el consultante de que se trate.
Esta noción de « etapas psíquicas» en el proceso migratorio nos resulta operativa en
cualquier tipo de motivo de consulta de que se trate. (Ver « motivos invocados en la
primera consulta »).

Del terapeuta, se requiere entonces una sólida formación general en algún modelo de
intervención de psicología clínica a la vez que una gran flexibilidad y disposición para
escuchar y aprender de otros modelos.
Es necesario mantenerse en formación personal y en consulta de equipo clínico
permanentes. Y recurrir sistemáticamente y con regularidad a una supervisión individual o
grupal externa al equipo de trabajo.

Lo que no se puede, pero verdaderamente NO SE PUEDE, es saber todo sobre la cultura
del otro. Siempre lo que sabemos es « algo » pero jamás « todo ». Aunque hayamos estado
mucho tiempo en el eventual lugar de proveniencia del consultante. Nuestra « maquina de
percibir » viene armada de otra manera y acomoda y construye la realidad de ESA manera.
Entonces una forma de producir y sostener la relación y la alianza terapéuticas que « hace
de necesidad virtud », es averiguarlo preguntàndole al otro y a ese espacio utilizarlo como
aprendizaje recíproco, disminución de la asimetría terapeuta-paciente y,
comparativamente, para provecho conjunto de terapeuta y paciente intercambiando
información útil para la inserción del migrante y formación del terapeuta y facilitando en
el transcurso el proceso de elaboración del allá y el aquí.

Como terapeuta no tengo miedo de NO saber ni ante « mi » paciente ni ante mis colegas ;
es màs, estoy muy en claro que hay tantas cosas que no sé, y aun que no sabré nunca sobre
la cultura del otro.

Y el paciente « debe saber » también eso del psicoterapeuta y de ella/él mismo.
Lo que, en mi experiencia, creo que « no se debe » es creer que porque uno utiliza ciertos
términos o conoce ciertos usos y costumbres del otro « inmigrado » o de su país, uno ya
« está en contacto » con el otro y entonces utilizar metáforas o sobreentendidos de la
(presunta) cultura del otro –que la más de las veces, en mi percepción, responde a clichés
standardizados- , para « jugar al terapeuta intercultural » con lo que no resulta muchas
veces no ser mas que la exhibición de las propias vanidades de conocimientos que no pasan
de lo « very typical » y se crea una atmósfera de falsa familiaridad que deteriora la
autenticidad de toda la situación de un lado y del otro.

Si « se debe », « traducir » a nuestra propia -y sola posible « màquina de percibir ».....
discernir la clase de situación que el otro està viviendo y después buscar la manera en que
el otro la despliegue en sus propios términos y buscar las « soluciones » en conjunto de
percepciones y de términos. Es bien difícil y hay muchos fracasos y malentendidos.
Tampoco se puede saber « todo » sobre la legislación vigente y cambiante que puede
favorecer al inmigrante. El trabajador social y otros profesionales de « lo objetivo »en « lo
social » son más hábiles en eso y los mismos emigrados saben a veces màs que el propio
psicoterapeuta.

El trabajo en redes institucionales y de personas clave, suplementa y enriquece al clínico,
psicoterapéutico y al trabajador social y a los otros profesionales « objetivos » (abogados y
ciertamente favorece y complementa notablemente a los migrantes, sociólogos, periodistas
y otros) consultantes por « problemas psicológicos ».


Ricardo Caronni
Ginebra, Suiza, 20 de noviembre de 2005

Psicoterapia Transcultural e integración

Eduardo Brik

La Psicoterapia Transcultural es un nuevo modelo de estudio, análisis, observación y tratamiento de los distintos problemas individuales o relacionales que presentan los seres humanos. El análisis cultural o sociocultural de las diferentes problemáticas cobra sentido en el nuevo mundo globalizado e intercultural. Es imposible pensar en una Psicoterapia que no tome en cuenta la influencia de la cultura y de los interrogantes transculturales, no sólo para aprender y ayudar a mejorar a los demás,
sino también para conocernos y aprender de nosotros mismos en diferentes situaciones. Nos vamos conociendo y nos conoceremos a nosotros mismos a través del contacto y el contraste con lo diferente.

La necesidad de desarrollar una sensibilidad cultural y de mejorar nuestra relación empática en los servicios psicológicos y de salud mental es un elemento central para las relaciones interculturales con inmigrantes o simplemente con formas culturales diferentes a las nuestras.
La Antropología, la Psicología y la Psiquiatría deberán trabajar en forma interdisciplinaria a fin de relacionar Salud, Enfermedad y Cultura. La relación entre estas disciplinas es una pieza clave para nuestro trabajo en la práctica clínica, tanto en la Psicología y la Psiquiatría como en la Medicina en
general.

El concepto cultural del otro exótico, distante y lejano, al cual se lo catalogaba y clasificaba en su patología cultural, es una idea del pasado y no ajustada a la realidad actual. En un mundo globalizado y transcultural el otro exótico no es más un ser distante e inaccesible y por lo tanto no puede permanecer tan diferente, dado que está entre nosotros, crece rápidamente en un mundo urbanizado, de intercambio, lo que obliga a construir puentes interculturales que permitan trabajar y accionar sobre las diferentes culturas.

Antes de preguntarnos el papel de la cultura en nuestra práctica clínica - especialmente con inmigrantes - en el campo de la Psicología y de la Psiquiatría, estamos obligados a redefinir los conceptos de cultura que no pueden ir desligados del concepto de identidad y de los distintos modelos de aculturación, tanto de los inmigrantes como de la sociedad de acogida.
La cultural en la Antropología clásica era un modelo coherente y homogéneo, ésta estaba definida como una entidad suprasubjetiva, la cual incluía el pensamiento, el comportamiento y los sentimientos de los individuos endoculturados en una misma sociedad. Por lo tanto, un individuo perteneciente a esa cultura iba a tener una estructura de personalidad básica, y lo mismo sucedía en los sistemas sociales, de gobierno, en los rituales, en los liderazgos, en los mitos y en la forma de clasificar sistemas culturales.

En esta lógica, los modelos culturales foráneos eran vistos como exóticos y las psicopatologías de dichas culturas iban a tener formas locales de intervención terapéutica. Los llamados síndromes culturales ligados a la cultura aparecieron para confirmar las teorías del relativismo cultural como síndromes idiosincrásicos de esas sociedades, los cuales no eran los mismos que en Occidente.

El relativismo originado en este movimiento holístico se derrumbó y fue cuestionado, debido a los siguientes factores:

1. los inmigrantes de diferentes culturas que llegaban a Occidente no presentaban estos síndromes ligados a la cultura.


2. Hubo carencia de estudios epidemiológicos
sobre las culturas específicas.

3. Carencia de instrumentos clínicos que permitan mejorar los diagnósticos y las terapias transculturales. Esta situación dio lugar a una redefinición de cultura como
concepto científico, lo que permite comprender e interpretar la conducta humana de todo tipo, sea ésta normal o anormal.

Está demostrado que los seres humanos somos seres biológicos, familiares y culturales.
Los primates llegaron a ser homosapiens porque transmitieron información genética desde sus sistemas internos hacia los sistemas externos de la naturaleza, lo que obligó desarrollar símbolos y conocimiento.

La externalización de la información trajo consecuencias para el modelado de la vida.
La cultura es parte de la naturaleza humana y la naturaleza o biología humana esparte de la cultura humana.

En este contexto, todo Psicoterapeuta deberá trabajar con una definición de cultura más adaptativa.

Según Gertz, cultura es el conjunto de conductas adaptativas, que provienen de ser miembro simultáneo de diversos contextos. Ello incluye nuestra participación e identificación con los contextos a los cuales nos adherimos.

La idea de cultura se convierte en dinámica, cambiante y más real y no estática,inamovible, rígida, que se tenía hasta entonces. El concepto de cultura que desarrollamos se debe a las necesidades individuales o de adaptación al medio (Werger y Luckman, 1998).

Este nuevo concepto de cultura afecta e influye en nuestra identidad individual y grupal, la transforma,la diversifica, la enriquece o la reafirma en un marco endogámico cultural. La sociedad receptora de inmigrantes transforma sus señas de identidad cultural, en el mejor de los casos, abriéndose a una interculturalidad activa: yo me abro al otro, lo reconozco como un igual, interacciono, soy capaz de aprender de él y de vivir con las diferencias. Ésta es la base de la Transculturalidad. En el peor de los casos, la sociedad receptora o una parte de ella rechaza o segrega a una minoría o a veces dicha minoría se autoexcluye culturalmente con el objeto de salvaguardar y mantener por todos
los medios su identidad.


La cultura y la identidad en la inmigración van a estar afectadas y se ven reflejadas por los siguientes aspectos:
1.- los proyectos migratorios individuales;

2.- las redes interpersonales y comunitarias tanto en la sociedad de acogida como en la sociedad que se deja;

3.-la influencia de la convivencia en barrios con fuerte presencia de inmigrantes;

4.-la nueva economía de colectivos específicos de inmigrantes;

5.- la problemática particular de las parejas mixtas o biculturales;
6.- los matrimonios de conveniencia para obtener la nacionalidad;

7.- las trabas legales para regularizarse.

8.- entrega de hijos de inmigrantes en adopción, una vez obtenida la nacionalidad;

9.- leyes que rigen los reagrupamientos familiares;

10.- la discriminación concreta de una minoría;

11.- la dificultad en la inserción escolar y universitaria (guetos o integración escolar);

12.- la mujer que migra sola;

13.- la mujer que migra con hijos pequeños;
14.- lo menores no acompañados que llegan en pateras;

15.- la familia que migra en dos tiempos;

16.- los problemas de identidad de las segundas generaciones;

17.- a dificultad o imposibilidad de inserción laboral en su oficio.

18.- las trabas para la convalidación de titulación.

19.- los cambios culturales de la sociedad de acogida.

La Psicoterapia Transcultural es un medio fundamental para la integración en una sociedad de diversidad cultural y de inmigración. Conceptos como “estrés aculturativo”, “duelo cultural”, “familia inmigrante”, “parejas mixtas”, “reagrupación familiar”, “familia transnacional” o “estereotipos”,“prejuicios” tanto en el terapeuta como en el inmigrante, son muy importantes a tener en cuenta para trabajar con personas de otras culturas. Al mismo tiempo, el conocimiento o información básica de aspectos culturales de las poblaciones a asistir es imprescindible para una adecuada intervención.

La Terapia Familiar Sistémica, los modelos del Construccionismo Social y de la Narrativa y los modelos de Intervención en Crisis son de gran utilidad en el trabajo con la persona
inmigrante. La incorporación de las terapias tradicionales de cada cultura a dichos modelos permiten atender con eficacia las problemáticas transculturales.

En este contexto, a través del diálogo intercultural terapéutico, vamos construyendo una identidad bicultural o multicultural, tanto en el profesional como en el individuo, pareja o familia inmigrante. Ello facilitará, respetando el deseo de cada persona o colectivo, una mayor posibilidad de integración o de adaptación a las distintas situaciones de la inmigración.

Deberemos respetar que muchas familias o individuos vivan en un mundo más que en el otro sin perder sus puntos de referencia. Solo a través del desarrollo de una sensibilidad cultural, seremos capaces de comprender la problemática del otro diferente, seleccionar las técnicas y estrategias y por lo tanto intervenir adecuadamente.

Abstract : 25 y 26 de Noviembre de 2005, Jornadas Internacionales. “Migración y Salud Mental: Perspectivas de la Transculturalidad en la Integración”

“La emigración exige un esfuerzo cultural, económico y emocional muy grande”

Latino América Exterior, Agosto de 2009

¿Qué es la psicoterapia transcultural

que da nombre a la Asociación?

Es un método y un modelo de trabajo

que considera la cultura como

un factor fundamental en el surg imiento

de los problemas de las personas

en general y de los inmigrantes

en particular. Postula la posibilidad

de resolución de esos problemas

a través de métodos que contemplan

los aspectos culturales y transculturales.

Es decir que desde la psicoterapia

transcultural se aborda la

cultura propia y el choque que se

produce cuando esa cultura entra en

contacto con otra. Pero la cultura

abarca cuestiones de clase, género,

religión, idioma, ideologías, sexualidad,

etc. La cultura inunda toda la

creación que genera el ser humano.


¿Cuál es la importancia de la convivencia

en el método que utilizan?

La nuestra es una modalidad de

trabajo nueva, pero también muy diferente

a la de los primeros psiquiatras

transculturales, que sí analizaban

los problemas desde lo específico

de cada cultura pero no los vinculaban

con la convivencia. Hay transculturalidad

cuando una persona

llega a una cultura nueva; el inmigrante

trata a diario de incorporar

pautas culturales del nuevo contexto

y, al mismo tiempo, modifica algunas

de las que traía. Desde nuestro

punto de vista, la intención no es

dejar de lado todo lo propio, pero sí

es preciso asimilar más lo local. Si

prevalece lo propio y se desdeña la

cultura de acogida, se produce automarginación

y autosegregación.


¿Cuáles son los problemas psicológicos

más comunes entre los inmigrantes?

¿Qué consecuencias pueden darse

si no se logra una integración sana?

Toda experiencia migratorio conlleva

tres procesos inherentes, que

pueden traer problemas según cómo

se los supere. El primero es el estrés

de aculturación, producido por el

contacto y la incorporación a la nueva

cultura. Hay quienes dicen: ‘yo

no quiero comer estas comidas’, ‘no

quiero hablar así’... Por este proceso

pasan todos, aunque con resultados

distintos. Por ejemplo, en una misma

familia, los chavales pueden asimilar

más rápido los cambios y los

padres pueden sufrir más estrés.

O t ro tema es el del duelo migratorio.

Hay descritos siete duelos de los

inmigrantes, el de la familia y los

amigos, el de la lengua, el de las costumbres,

el de la tierra, el de la profesión

y el duelo socioeconómico.

Según cómo se elaboren los duelos

se favorecerá o no la integración.

Cuando un duelo se transforma en

crónico puede devenir en depresión,

en suicidio o en enfermedades orgánicas.

La tercera cuestión es relativa

a la integración, e incluye varios factores,

ya que en ella re p e rcuten las

políticas de la sociedad de acogida y

la capacidad del inmigrante y las de

su entorno para asimilarse.


¿Qué problemáticas aparecen en los

procesos de reagrupación familiar?

Tras varios años de separación,

surgen problemas cuando el hijo viene

a conocer una madre que se fue

muy temprano y la madre se imagina

un hijo que no es el que recibe. La

adaptación en el proceso de reagrupación

genera fracaso escolar, tensión

en la relación y depresiones. A

veces, si la madre vino sola y tiene

una nueva pareja, los hijos la rechazan.

También se da el hacinamiento,

ya que muchos tienen que convivir

en unidades multifamiliares. En

las familias en general, aparecen

problemas con la sexualidad, ya que

la libertad sexual de los adolescentes

no es aceptada y se originan choques

importantes. También hay problemas

dados por la coyuntura, como

cuando la madre o ambos padres

trabajan muchas horas y prácticamente

no están con los hijos. Además,

vemos con frecuencia pro b l emas

de roles y de jerarquías. Hay un

gran choque, sobre todo cuando la

mujer quiere igualdad en este ámbito

cuando en sus países no la tenían.


¿Existen problemáticas comunes a

los inmigrantes latinoamericanos?

El 70 u 80% de las personas que

atendemos son latinoamericanos,

también subsaharianos, rumanos,

ucranianos o marroquíes, pero en

menor proporción. Encontramos en

común, por ejemplo, factores desencadenantes

de problemas de género.

Observamos que mujeres que huyen

de la violencia intrafamiliar, comunitaria

o doméstica de sus países

de origen aquí pueden genera parejas

con las mismas características. Algunas

de ellas vienen muy dañadas

por lo que han sufrido. Otro problema

frecuente es el de la identidad,

que aparece cuando no estaba muy

consolidada en el origen. Al emigrar,

estas personas empiezan a transformarse

y no saben cómo definirse.


¿De qué manera se puede acceder al

servicio de la Asociación?

Se pueden acercar a través de la

web (www. terapiasinfronteras. com)

o del teléfono (91 429 97 56) entre

las 17 y las 21. Tenemos dos programas.

El primero, subvencionado por

la Fundación Pfizer, gratuito y específico

para temas derivados de la reagrupación

familiar. Además, tenemos

un servicio individual o grupal

a inmigrantes no vinculados a la rea

g rupación, con descuentos importantes:

cuatro sesiones al mes por 60

e u ros. En tanto tengamos subvenciones

nuevas vamos a poder dar un

servicio gratuito a todos.


¿Qué pueden hacer quienes no viven

en Madrid? ¿Hay alguna clave para enfrentar

situaciones problemáticas?

Yo les sugeriría que se pongan en

contacto con nosotros; podemos

asesorarlos en cómo afrontar esas situaciones,

que son tan diversas que

es difícil dar una clave. Sí les diría

que los emigrantes está en un riesgo

mayor de sufrir problemas de salud

mental que la población local, por

todas las características del proceso

de la emigración; el esfuerzo cultural

-a parte del económico y emocional-

es muy grande. Pero también

hay problemas que se reactivan con

la migración y merecen un tratamiento

completo.