martes, 6 de julio de 2010
Cultura y Transculturalidad en Terapia de Pareja. Prof.Eduardo Brik
miércoles, 17 de febrero de 2010
Juventud e Inmigración
Psicóloga. Intervención con personas inmigrantes. ARGENTINA, ESPAÑA
La migración, la decisión de vivir en un país diferente al de origen, modifica el medio social, el medio familiar y al propio sujeto. El inmigrante tiene la necesidad de construir una nueva cotidianeidad en un entorno que le es desconocido, lo que inevitablemente convoca a trabajar a su estructura subjetiva.
En el país de origen el sujeto conforma su subjetividad en una relación dialéctica con un Otro, en sentido amplio (padres, sociedad, etc.) que conforman la realidad en la que se desarrolla el sujeto y que le devuelve una imagen en la que se reconoce.
En el país de acogida se encuentra con la necesidad de reconstruir este Otro, interlocutor de su discurso.
La separación de su entorno y de sus vínculos afectivos somete al sujeto a un proceso de duelo como mecanismo para afrontar las pérdidas sufridas.
El inmigrante vive un duelo por los afectos que ha dejado atrás y también por
su status social y familiar.
Se trata de un duelo que no tiene una elaboración definitiva sino que se reactiva en distintas situaciones evolutivas o circunstancias de la vida. Por sus propias características es un duelo recurrente que se repite cíclicamente.
Los inmigrantes al llegar, en el desconocimiento de la nueva sociedad, constituyen un sujeto para “nadie”, lo que inevitablemente conmueve su estructura psíquica, al interpelar sus ideales y someter al yo a las exigencias de la realidad.
A su vez, sus ideales se ven requeridos tanto por la posible confrontación con los valores sociales de la nueva cultura como por la conmoción más intima de no tener un Otro que lo reconozca.
Lo antedicho no significa pensar la inmigración como un desencadenante de patologías sino que intenta explicar que el proceso migratorio conlleva inevitablemente para el sujeto una crisis a tramitar.
El proceso migratorio implica el desafío de la integración: construir una nueva red social: encontrar trabajo, hacer nuevos amigos, conocer una cultura nueva, son situaciones en las que pueden surgir sentimientos de temor a lo desconocido y también de resistencia a perder la propia identidad cultural.
La integración es un proceso, dinámico y cambiante a lo largo del tiempo.
Aspectos que favorecen una mejor acomodación psicosocial son: la documentación, las redes sociales, la inserción laboral.
La diferencia cultural entre la sociedad de origen y la sociedad de acogida es una variable primordial que influye en las dificultades de integración.
El proceso del pasaje de un país a otro y de una forma cultural a otra diferente implica un gran esfuerzo psicológico y somete a tensión no solo a los individuos particulares sino también a los sistemas conyugales y familiares dentro de los cuales los diferentes roles se ven sometidos a cambios, muchas veces drásticos.
Los niños o adolescentes que emigran con sus familiares o la llamada segunda generación, tienen en común que no son ellos quienes han tomado la decisión de emigrar. No son responsables del acto de emigrar pero están sometidos a sus cambios y consecuencias.
Los padres suelen ser cuestionados en su decisión, lo que suele desencadenar diferentes conflictos.
Las dificultades entre las distintas generaciones de la familia se agudizan en los casos en que los hijos han estado separados de sus padres por las reagrupaciones tardías.
En los procesos migratorios actuales, son generalmente las parejas o mujeres cabeza de familia quienes llegan primero a España, dejando a sus hijos en su país al cuidado de otras personas. Pasa mucho tiempo, incluso años hasta que se reencuentran nuevamente. Estos niños han sufrido la separación de sus padres, y han debido acomodarse a otros referentes adultos que se han constituido en su hogar en el país de origen.
Al momento de la reagrupación familiar se enfrentan a una nueva separación, de su entorno y de los que han sustituido en ese tiempo a las figuras parentales; deben adaptarse a la nueva sociedad y también volver a convivir con sus padres quienes en ocasiones llegan a resultarles casi desconocidos.
Habitualmente, los padres viven con mucha culpabilidad y contradicción este proceso. Han decidido emigrar para brindar un futuro mejor a sus hijos pero se encuentran en la encrucijada de no poder tenerlos consigo en los tiempos planificados, sintiendo que los han abandonado.
Ante estas separaciones o pérdidas afectivas surge normalmente un proceso de duelo, por lo que estos niños están sometidos a tramitar un primer duelo, por la separación de sus progenitores y, al menos otro, por la separación de sus cuidadores y de su entorno social.
En los casos de hijos adolescentes se suma a la problemática de la reagrupación familiar los conflictos específicos de esta edad. Sobre la base del desencuentro por el tiempo vivido separados, se montan los enfrentamientos intergeneracionales.
En esta etapa evolutiva el adolescente confronta sus ideales con los de los adultos, se rebela a las figuras parentales en un intento de diferenciación y reafirmación. Es una confrontación necesaria de pasaje a la vida adulta, que posibilita la salida exogámica. Es de esperar en el desarrollo evolutivo normal que los adolescentes se apoyen en grupos exogámicos con los que se identifican, tanto en rasgos observables como su modo de vestir, de hablar, etc. como también en su
identidad sexual y en sus valores sociales y morales, para afrontar la pérdida
de los afectos e identidad infantil.
En condiciones óptimas la figura de los padres actúa dando contención en este proceso de salida exogámica y de nuevas identificaciones.
En los casos de reagrupación familiar, padres e hijos deben afrontar este proceso de “individuación” del hijo adolescente al mismo tiempo que están en proceso de “re-conocerse”.
Para estos adolescentes, sus padres, con quienes conviven actualmente han estado ausentes y en ocasiones no funcionan como sus referentes adultos; el entorno les es extraño y los señala a ellos mismos como extraños, ofreciéndoles una imagen estigmatizada del “inmigrante”; por lo que muchas veces, en esta búsqueda de grupos con los que identificarse quedan expuesto a conductas de riesgo o a refugiarse en pandillas o en la calle. A su vez, el imaginario social relativo a la inmigración imperante en la sociedad de acogida y la institución escolar actuarán como factores de protección o de vulnerabilidad a la marginalización social y a un desarrollo más conflictivo de esta etapa evolutiva.
En nuestra práctica, estos casos nos presentan una doble dificultad, los conflictos característicos de la adolescencia y la problemática inherente al proceso migratorio; crisis, ambas, a tramitar por el sujeto.
lunes, 15 de febrero de 2010
La formación de profesionales en temas transculturales
Médico Psiquiatra
Resumén;
Los movimientos migratorios han estado presente desde tiempos remotos de la historia de la humanidad. En España dicho fenómeno es relativamente reciente. Su magnitud le hace adquirir una relevancia, que incumbe a los ámbitos socio-económicos y políticos.
La peculiaridad de la experiencia migratoria, induce al individuo y a la sociedad de acogida, al desarrollo de competencias biculturales adaptativas y aprendizajes sociales, dirigidas a lograr la integración del inmigrante, sobre una base de igualdad. El choque cultural y otras variables que pudieran entorpecer dicho proceso, redundarán negativamente en su salud física y mental.
Formando parte de las estrategias conducentes a facilitar su integración y la de su familia, la formación en temas transculturales, de los profesionales que los asisten, constituye una herramienta fundamental para su logro y bienestar. La conscientización y sensibilización, tanto del inmigrante como de los profesionales de la salud y de otras disciplinas, atenuará el impacto
psicosocial y su trascendencia.
Palabras claves: Transculturalidad Integración Impacto Psico-social, Competencia bicultural, Formación.
La perspectiva transcultural en la formación de la psicoterapia
Psiquiatra
Coordinador de Salud Mental del Área 3 de Madrid
Director del Master en Psicoterapia de la Universidad de Alcalá
Vivimos cada vez más en una sociedad multicultural y las diferencias culturales forman, como el género, necesariamente parte del material de trabajo en psicoterapia. Se puede ignorar cómo este factor determina lo que hacemos, pero no evitar trabajar con él. Los emigrantes hoy (en su mayor parte aún de primera generación) y las minorías étnicas de mañana constituyen una parte importante de la demanda en el sistema público de atención a la salud mental.
El desafío, por tanto, no es formar psicoterapeutas especialistas en lo trascultural, sino introducir la óptica de lo transcultural en la formación general de psicoterapeutas. Lo que se expondrá es cómo esta perspectiva se introduce en un programa concreto de formación de psicoterapeutas desde una perspectiva integradora desarrollado desde la Universidad de Alcalá.
Para ello se delinearán los planteamientos generales de la visión de la psicoterapia desde la que se organiza el programa:
1) La psicoterapia concebida como una actividad narrativa consistente en un trabajo que se lleva
a cabo a través de una conversación, que da acceso a una experiencia, que permite transformar la narrativa inicial del paciente por otra, que hace el problema innecesario,
2) La posibilidad de integrar aportaciones provenientes de distintas escuelas,
3) la consideración de la psicoterapia como un proceso que se desarrolla en una serie de fases (indicación, iniciales, intermedias y finales cada una de las cuales presenta unos problemas característicos y
4) la idea de que lo que tiene que aprender quien afronta la formación como sicoterapeuta es a) un repertorio de recursos conversacionales, b) Criterios
para seleccionar el recurso adecuado en cada momento del proceso, para la pareja que forma con su(s) paciente(s), dependiendo del repertorio de habilidades de que dispone el terapeuta, de las características del paciente y de las características de la relación y d) a identificar y manejar la interferencia de su propia biografía, de sus propias emociones y de su propia persona en el proceso terapéutico.
El programa incluye cinco componentes:
1) Actividad clínica con responsabilidad progresiva,
2) Supervisión,
3) Ejercicios estructurados para el entrenamiento de habilidades (presenciales y de lápiz y papel),
4) Ejercicios estructurados de familiarización con los aspectos de la propia persona que pueden ponerse en juego en el proceso terapéutico y
5) Grupo de trabajo sobre dificultades en la adquisición del rol de terapeuta.
Introducir la óptica transcultural supone actuar sobre todo sobre los aspectos personales y, sobre todo, experiencialmente.
Se trata de hacer visible la cultura. Esto se trabaja en el entrenamiento de cada habilidad, en la supervisión y en el grupo de dificultades. La consideración específica de la cultura aparece en el trabajo sobre fases intermedias en lo referente al proceso de construcción de la pauta problema desde el sistema de creencias, donde se seminario sobre actuaciones en situaciones de catástrofe y violencia se orienta desde una perspectiva predominantemente cultural y sociocomunitaria. Sigue habiendo aspectos desatendidos como los problemas planteados con el trabajo con traductores.
La figura del terapeuta: la formación de los profesionales en Psicoterapia Transcultural.
Psychologue spécialiste en psychothérapie FSP
(Fédération Suisse des Psychologues)
PLURIELS, centre de consultations et d’études ethnopsychologiques
Genève, Suisse
PLURIELS, centro de consultas y de estudios etnopsicológicos.
En 2004 recibimos personas de 60 nacionalidades diferentes pertenecientes a 6 regiones de
conflicto del mundo o salientes de conflictos. El 40% de los consultantes son hispanófonos
(que constituyen la « nueva » migración en Suiza). El 25% son emigrados forzados
(solicitantes de asilo con distinta « suerte ») y 75% emigrados voluntarios o de zonas no
declaradas conflictuales y/o de grave depresión económica. Totalizamos 295 tratamientos
con 310 personas entre familias, individuos y parejas con 1824 horas de consulta màs 99
horas honorarias de psiquiatras colaboradores y 813 horas de actividad psicosocial,
directamente vinculadas a la clínica. De estas actividades psicoterapéuticas, 176
tratamientos (el 60%) se desarrollaron en otro idioma que el francés y si bien los miembros
del equipo hablamos entre 2 y 3 idiomas otros que el francés, recurrimos a intérpretes en el
caso del àrabe, bosnio, serbocroata, iraní, lingala, tagalog, turco y otros idiomas.
Somos 6 psicólogos a tiempo parcial (entre 60 y 12 % de actividad) y todos tenemos otra
actividad laboral y dos psiquiatras ad honorem, que intervienen a nuestra demanda y que
tienen a su cargo muy pocos tratamientos en nuestros locales.
La mayoría de los consultantes tienen entre 20 y 40 años y aproximadamente hay dos
consultas de mujeres por cada una de hombres. Un 42% son trabajadores y un 22%
estudiantes. El resto se distribuye entre personas en paro, en seguro de invalidez, refugiados
sin estatuto laboral, turistas, funcionarios o empleados de pasaje por Ginebra. En cuanto a
su estatuto legal : el 32% son « indocumentados », « sans papiers », es decir, clandestinos,
en su gran mayoría, mujeres. Es la nueva migración proveniente de América Latina.
Los motivos de consulta invocados por los pacientes en la primera consulta son, en orden
decreciente de frecuencia : problemas de pareja, problemas de integración/adaptación,
depresión, ansiedad y angustia (separación de la familia y de los hijos), problemas de
familia, pérdidas y duelos por fallecimientos, problemas psicosomàticos, PTSD
(desordenes postraumáticos), violencia física y psicológica sufridas, violencia y/o abuso
sexual, búsqueda de apoyo psicológico para resolución de situaciones vitales, dificultades
de estudio y escolares.
Todos los profesionales de PLURIELS tenemos una prolongada formación clínica de
diversas raíces teóricas (psicoanálisis, teoría de sistemas, gestalt y cognitivismo) y de
ejercicio profesional. Tres de nosotros somos reconocidos como « especialistas en
psicoterapia » por
emergencias psicológicas por la misma Federación y los dos restantes estàn en formación
avanzada.
En el tratamiento de las proteicas y múltiples problemáticas de la migración a cargo de
muchas instituciones y personas, hay una especie de contrapunto entre lo « social » y lo
« clínico » y muchas veces podemos observar actitudes de escepticismo de un lado hacia el
otro en cuanto al valor de los modelos y las modalidades y « dosis » de las intervenciones
de un lado y del otro.
En realidad son territorios de reflexión e intervención que constantemente se superponen y
extremadamente necesarios y complementarios el uno y el otro.
« Sabemos que se debe » favorecer la asociatividad y el gregarismo y evitar el aislamiento y
la soledad (Sluzki y los circulos relacionales, Berry, otros).
Desde la clínica coincidimos con Derek Summerfield, psiquiatra inglés contemporáneo
especializado en pacientes migrantes en su país, en que « la migración en si no es una
patología » ( !) pero entendemos que en cualquier transcurso migratorio el grupo o el
individuo aumentan su exigencia de esfuerzo psíquico (y aun físico) y por ende de
fragilización simplemente en una manera diferente a otras exigencias de la vida a las que
podrían exponerse igualmente en una situación de sedentarismo.
Aun con amplio apoyo social y reconocimiento de estatuto legal (es decir, CON papeles, en
sus tantas variantes...) el shock cultural produce sus efectos múltiples. SIN papeles los
efectos del shock son, sin duda, mucho màs intensos.
Mi colega, y a la vez uno de los fundadores de PLURIELS hace 10 años, Alfredo Camelo,
produjo un « diagrama de flujo » del proceso de inserción/adaptación/integración que
puedo transmitirles y que resulta bastante útil como referencia de qué momento del proceso
de migración estamos atravesando con el consultante de que se trate.
Esta noción de « etapas psíquicas» en el proceso migratorio nos resulta operativa en
cualquier tipo de motivo de consulta de que se trate. (Ver « motivos invocados en la
primera consulta »).
Del terapeuta, se requiere entonces una sólida formación general en algún modelo de
intervención de psicología clínica a la vez que una gran flexibilidad y disposición para
escuchar y aprender de otros modelos.
Es necesario mantenerse en formación personal y en consulta de equipo clínico
permanentes. Y recurrir sistemáticamente y con regularidad a una supervisión individual o
grupal externa al equipo de trabajo.
Lo que no se puede, pero verdaderamente NO SE PUEDE, es saber todo sobre la cultura
del otro. Siempre lo que sabemos es « algo » pero jamás « todo ». Aunque hayamos estado
mucho tiempo en el eventual lugar de proveniencia del consultante. Nuestra « maquina de
percibir » viene armada de otra manera y acomoda y construye la realidad de ESA manera.
Entonces una forma de producir y sostener la relación y la alianza terapéuticas que « hace
de necesidad virtud », es averiguarlo preguntàndole al otro y a ese espacio utilizarlo como
aprendizaje recíproco, disminución de la asimetría terapeuta-paciente y,
comparativamente, para provecho conjunto de terapeuta y paciente intercambiando
información útil para la inserción del migrante y formación del terapeuta y facilitando en
el transcurso el proceso de elaboración del allá y el aquí.
Como terapeuta no tengo miedo de NO saber ni ante « mi » paciente ni ante mis colegas ;
es màs, estoy muy en claro que hay tantas cosas que no sé, y aun que no sabré nunca sobre
la cultura del otro.
Y el paciente « debe saber » también eso del psicoterapeuta y de ella/él mismo.
Lo que, en mi experiencia, creo que « no se debe » es creer que porque uno utiliza ciertos
términos o conoce ciertos usos y costumbres del otro « inmigrado » o de su país, uno ya
« está en contacto » con el otro y entonces utilizar metáforas o sobreentendidos de la
(presunta) cultura del otro –que la más de las veces, en mi percepción, responde a clichés
standardizados- , para « jugar al terapeuta intercultural » con lo que no resulta muchas
veces no ser mas que la exhibición de las propias vanidades de conocimientos que no pasan
de lo « very typical » y se crea una atmósfera de falsa familiaridad que deteriora la
autenticidad de toda la situación de un lado y del otro.
Si « se debe », « traducir » a nuestra propia -y sola posible « màquina de percibir ».....
discernir la clase de situación que el otro està viviendo y después buscar la manera en que
el otro la despliegue en sus propios términos y buscar las « soluciones » en conjunto de
percepciones y de términos. Es bien difícil y hay muchos fracasos y malentendidos.
Tampoco se puede saber « todo » sobre la legislación vigente y cambiante que puede
favorecer al inmigrante. El trabajador social y otros profesionales de « lo objetivo »en « lo
social » son más hábiles en eso y los mismos emigrados saben a veces màs que el propio
psicoterapeuta.
El trabajo en redes institucionales y de personas clave, suplementa y enriquece al clínico,
psicoterapéutico y al trabajador social y a los otros profesionales « objetivos » (abogados y
ciertamente favorece y complementa notablemente a los migrantes, sociólogos, periodistas
y otros) consultantes por « problemas psicológicos ».
Ricardo Caronni
Ginebra, Suiza, 20 de noviembre de 2005
Psicoterapia Transcultural e integración
La Psicoterapia Transcultural es un nuevo modelo de estudio, análisis, observación y tratamiento de los distintos problemas individuales o relacionales que presentan los seres humanos. El análisis cultural o sociocultural de las diferentes problemáticas cobra sentido en el nuevo mundo globalizado e intercultural. Es imposible pensar en una Psicoterapia que no tome en cuenta la influencia de la cultura y de los interrogantes transculturales, no sólo para aprender y ayudar a mejorar a los demás,
sino también para conocernos y aprender de nosotros mismos en diferentes situaciones. Nos vamos conociendo y nos conoceremos a nosotros mismos a través del contacto y el contraste con lo diferente.
La necesidad de desarrollar una sensibilidad cultural y de mejorar nuestra relación empática en los servicios psicológicos y de salud mental es un elemento central para las relaciones interculturales con inmigrantes o simplemente con formas culturales diferentes a las nuestras.
La Antropología, la Psicología y la Psiquiatría deberán trabajar en forma interdisciplinaria a fin de relacionar Salud, Enfermedad y Cultura. La relación entre estas disciplinas es una pieza clave para nuestro trabajo en la práctica clínica, tanto en la Psicología y la Psiquiatría como en la Medicina en
general.
El concepto cultural del otro exótico, distante y lejano, al cual se lo catalogaba y clasificaba en su patología cultural, es una idea del pasado y no ajustada a la realidad actual. En un mundo globalizado y transcultural el otro exótico no es más un ser distante e inaccesible y por lo tanto no puede permanecer tan diferente, dado que está entre nosotros, crece rápidamente en un mundo urbanizado, de intercambio, lo que obliga a construir puentes interculturales que permitan trabajar y accionar sobre las diferentes culturas.
Antes de preguntarnos el papel de la cultura en nuestra práctica clínica - especialmente con inmigrantes - en el campo de la Psicología y de la Psiquiatría, estamos obligados a redefinir los conceptos de cultura que no pueden ir desligados del concepto de identidad y de los distintos modelos de aculturación, tanto de los inmigrantes como de la sociedad de acogida.
La cultural en la Antropología clásica era un modelo coherente y homogéneo, ésta estaba definida como una entidad suprasubjetiva, la cual incluía el pensamiento, el comportamiento y los sentimientos de los individuos endoculturados en una misma sociedad. Por lo tanto, un individuo perteneciente a esa cultura iba a tener una estructura de personalidad básica, y lo mismo sucedía en los sistemas sociales, de gobierno, en los rituales, en los liderazgos, en los mitos y en la forma de clasificar sistemas culturales.
En esta lógica, los modelos culturales foráneos eran vistos como exóticos y las psicopatologías de dichas culturas iban a tener formas locales de intervención terapéutica. Los llamados síndromes culturales ligados a la cultura aparecieron para confirmar las teorías del relativismo cultural como síndromes idiosincrásicos de esas sociedades, los cuales no eran los mismos que en Occidente.
El relativismo originado en este movimiento holístico se derrumbó y fue cuestionado, debido a los siguientes factores:
1. los inmigrantes de diferentes culturas que llegaban a Occidente no presentaban estos síndromes ligados a la cultura.
2. Hubo carencia de estudios epidemiológicos
sobre las culturas específicas.
3. Carencia de instrumentos clínicos que permitan mejorar los diagnósticos y las terapias transculturales. Esta situación dio lugar a una redefinición de cultura como
concepto científico, lo que permite comprender e interpretar la conducta humana de todo tipo, sea ésta normal o anormal.
Está demostrado que los seres humanos somos seres biológicos, familiares y culturales.
Los primates llegaron a ser homosapiens porque transmitieron información genética desde sus sistemas internos hacia los sistemas externos de la naturaleza, lo que obligó desarrollar símbolos y conocimiento.
La externalización de la información trajo consecuencias para el modelado de la vida.
La cultura es parte de la naturaleza humana y la naturaleza o biología humana esparte de la cultura humana.
En este contexto, todo Psicoterapeuta deberá trabajar con una definición de cultura más adaptativa.
Según Gertz, cultura es el conjunto de conductas adaptativas, que provienen de ser miembro simultáneo de diversos contextos. Ello incluye nuestra participación e identificación con los contextos a los cuales nos adherimos.
La idea de cultura se convierte en dinámica, cambiante y más real y no estática,inamovible, rígida, que se tenía hasta entonces. El concepto de cultura que desarrollamos se debe a las necesidades individuales o de adaptación al medio (Werger y Luckman, 1998).
Este nuevo concepto de cultura afecta e influye en nuestra identidad individual y grupal, la transforma,la diversifica, la enriquece o la reafirma en un marco endogámico cultural. La sociedad receptora de inmigrantes transforma sus señas de identidad cultural, en el mejor de los casos, abriéndose a una interculturalidad activa: yo me abro al otro, lo reconozco como un igual, interacciono, soy capaz de aprender de él y de vivir con las diferencias. Ésta es la base de la Transculturalidad. En el peor de los casos, la sociedad receptora o una parte de ella rechaza o segrega a una minoría o a veces dicha minoría se autoexcluye culturalmente con el objeto de salvaguardar y mantener por todos
los medios su identidad.
La cultura y la identidad en la inmigración van a estar afectadas y se ven reflejadas por los siguientes aspectos:
1.- los proyectos migratorios individuales;
2.- las redes interpersonales y comunitarias tanto en la sociedad de acogida como en la sociedad que se deja;
3.-la influencia de la convivencia en barrios con fuerte presencia de inmigrantes;
4.-la nueva economía de colectivos específicos de inmigrantes;
5.- la problemática particular de las parejas mixtas o biculturales;
6.- los matrimonios de conveniencia para obtener la nacionalidad;
7.- las trabas legales para regularizarse.
8.- entrega de hijos de inmigrantes en adopción, una vez obtenida la nacionalidad;
9.- leyes que rigen los reagrupamientos familiares;
10.- la discriminación concreta de una minoría;
11.- la dificultad en la inserción escolar y universitaria (guetos o integración escolar);
12.- la mujer que migra sola;
13.- la mujer que migra con hijos pequeños;
14.- lo menores no acompañados que llegan en pateras;
15.- la familia que migra en dos tiempos;
16.- los problemas de identidad de las segundas generaciones;
17.- a dificultad o imposibilidad de inserción laboral en su oficio.
18.- las trabas para la convalidación de titulación.
19.- los cambios culturales de la sociedad de acogida.
La Psicoterapia Transcultural es un medio fundamental para la integración en una sociedad de diversidad cultural y de inmigración. Conceptos como “estrés aculturativo”, “duelo cultural”, “familia inmigrante”, “parejas mixtas”, “reagrupación familiar”, “familia transnacional” o “estereotipos”,“prejuicios” tanto en el terapeuta como en el inmigrante, son muy importantes a tener en cuenta para trabajar con personas de otras culturas. Al mismo tiempo, el conocimiento o información básica de aspectos culturales de las poblaciones a asistir es imprescindible para una adecuada intervención.
La Terapia Familiar Sistémica, los modelos del Construccionismo Social y de la Narrativa y los modelos de Intervención en Crisis son de gran utilidad en el trabajo con la persona
inmigrante. La incorporación de las terapias tradicionales de cada cultura a dichos modelos permiten atender con eficacia las problemáticas transculturales.
En este contexto, a través del diálogo intercultural terapéutico, vamos construyendo una identidad bicultural o multicultural, tanto en el profesional como en el individuo, pareja o familia inmigrante. Ello facilitará, respetando el deseo de cada persona o colectivo, una mayor posibilidad de integración o de adaptación a las distintas situaciones de la inmigración.
Deberemos respetar que muchas familias o individuos vivan en un mundo más que en el otro sin perder sus puntos de referencia. Solo a través del desarrollo de una sensibilidad cultural, seremos capaces de comprender la problemática del otro diferente, seleccionar las técnicas y estrategias y por lo tanto intervenir adecuadamente.
“La emigración exige un esfuerzo cultural, económico y emocional muy grande”
¿Qué es la psicoterapia transcultural
que da nombre a
Es un método y un modelo de trabajo
que considera la cultura como
un factor fundamental en el surg imiento
de los problemas de las personas
en general y de los inmigrantes
en particular. Postula la posibilidad
de resolución de esos problemas
a través de métodos que contemplan
los aspectos culturales y transculturales.
Es decir que desde la psicoterapia
transcultural se aborda la
cultura propia y el choque que se
produce cuando esa cultura entra en
contacto con otra. Pero la cultura
abarca cuestiones de clase, género,
religión, idioma, ideologías, sexualidad,
etc. La cultura inunda toda la
creación que genera el ser humano.
¿Cuál es la importancia de la convivencia
en el método que utilizan?
La nuestra es una modalidad de
trabajo nueva, pero también muy diferente
a la de los primeros psiquiatras
transculturales, que sí analizaban
los problemas desde lo específico
de cada cultura pero no los vinculaban
con la convivencia. Hay transculturalidad
cuando una persona
llega a una cultura nueva; el inmigrante
trata a diario de incorporar
pautas culturales del nuevo contexto
y, al mismo tiempo, modifica algunas
de las que traía. Desde nuestro
punto de vista, la intención no es
dejar de lado todo lo propio, pero sí
es preciso asimilar más lo local. Si
prevalece lo propio y se desdeña la
cultura de acogida, se produce automarginación
y autosegregación.
¿Cuáles son los problemas psicológicos
más comunes entre los inmigrantes?
¿Qué consecuencias pueden darse
si no se logra una integración sana?
Toda experiencia migratorio conlleva
tres procesos inherentes, que
pueden traer problemas según cómo
se los supere. El primero es el estrés
de aculturación, producido por el
contacto y la incorporación a la nueva
cultura. Hay quienes dicen: ‘yo
no quiero comer estas comidas’, ‘no
quiero hablar así’... Por este proceso
pasan todos, aunque con resultados
distintos. Por ejemplo, en una misma
familia, los chavales pueden asimilar
más rápido los cambios y los
padres pueden sufrir más estrés.
O t ro tema es el del duelo migratorio.
Hay descritos siete duelos de los
inmigrantes, el de la familia y los
amigos, el de la lengua, el de las costumbres,
el de la tierra, el de la profesión
y el duelo socioeconómico.
Según cómo se elaboren los duelos
se favorecerá o no la integración.
Cuando un duelo se transforma en
crónico puede devenir en depresión,
en suicidio o en enfermedades orgánicas.
La tercera cuestión es relativa
a la integración, e incluye varios factores,
ya que en ella re p e rcuten las
políticas de la sociedad de acogida y
la capacidad del inmigrante y las de
su entorno para asimilarse.
¿Qué problemáticas aparecen en los
procesos de reagrupación familiar?
Tras varios años de separación,
surgen problemas cuando el hijo viene
a conocer una madre que se fue
muy temprano y la madre se imagina
un hijo que no es el que recibe. La
adaptación en el proceso de reagrupación
genera fracaso escolar, tensión
en la relación y depresiones. A
veces, si la madre vino sola y tiene
una nueva pareja, los hijos la rechazan.
También se da el hacinamiento,
ya que muchos tienen que convivir
en unidades multifamiliares. En
las familias en general, aparecen
problemas con la sexualidad, ya que
la libertad sexual de los adolescentes
no es aceptada y se originan choques
importantes. También hay problemas
dados por la coyuntura, como
cuando la madre o ambos padres
trabajan muchas horas y prácticamente
no están con los hijos. Además,
vemos con frecuencia pro b l emas
de roles y de jerarquías. Hay un
gran choque, sobre todo cuando la
mujer quiere igualdad en este ámbito
cuando en sus países no la tenían.
¿Existen problemáticas comunes a
los inmigrantes latinoamericanos?
El 70 u 80% de las personas que
atendemos son latinoamericanos,
también subsaharianos, rumanos,
ucranianos o marroquíes, pero en
menor proporción. Encontramos en
común, por ejemplo, factores desencadenantes
de problemas de género.
Observamos que mujeres que huyen
de la violencia intrafamiliar, comunitaria
o doméstica de sus países
de origen aquí pueden genera parejas
con las mismas características. Algunas
de ellas vienen muy dañadas
por lo que han sufrido. Otro problema
frecuente es el de la identidad,
que aparece cuando no estaba muy
consolidada en el origen. Al emigrar,
estas personas empiezan a transformarse
y no saben cómo definirse.
¿De qué manera se puede acceder al
servicio de
Se pueden acercar a través de la
web (www. terapiasinfronteras. com)
o del teléfono (91 429 97 56) entre
las 17 y las 21. Tenemos dos programas.
El primero, subvencionado por
para temas derivados de la reagrupación
familiar. Además, tenemos
un servicio individual o grupal
a inmigrantes no vinculados a la rea
g rupación, con descuentos importantes:
cuatro sesiones al mes por 60
e u ros. En tanto tengamos subvenciones
nuevas vamos a poder dar un
servicio gratuito a todos.
¿Qué pueden hacer quienes no viven
en Madrid? ¿Hay alguna clave para enfrentar
situaciones problemáticas?
Yo les sugeriría que se pongan en
contacto con nosotros; podemos
asesorarlos en cómo afrontar esas situaciones,
que son tan diversas que
es difícil dar una clave. Sí les diría
que los emigrantes está en un riesgo
mayor de sufrir problemas de salud
mental que la población local, por
todas las características del proceso
de la emigración; el esfuerzo cultural
-a parte del económico y emocional-
es muy grande. Pero también
hay problemas que se reactivan con
la migración y merecen un tratamiento
completo.